ESCRITOS / VIDEOS

Fruto de la “evolución” de anteriores trabajos de los que se ha ido descargando de materia y peso Alberto Romero nos presenta, después de su “reinvención” del sol, unas transparencias más ligeras de materia pero igualmente cargadas de sensibilidad.
Alberto Romero nos muestra una infinidad de matices en su paleta de transparencias, como una gran ampliación a vista de microscopio de un punto negro de carboncillo de calibre diez. La escala macro y la micro unidas en una misma representación. Ese punto negro es el planeta tierra visto desde Google Earth, al que se ha ido acercando con progresivos zooms hasta mostrarnos la materia desgarrada de la tierra, con sus heridas provocadas por la mano del hombre pero con un halo de esperanza en sus colores amarillos, naranjas, verdes y sanguinas, reflejo del amor del pintor por la naturaleza, por su campo, por los contornos retorcidos de encinas, olivos y cornicabras, que con sus manos huesudas y prietas de hombre que ama de veras el campo y al que quiere cuidar reverenciándolo en su obra artística, amasa la materia cual “panadero mágico entre árbol y escultor”.

Porque las obras que ahora nos propone y nos dispone Alberto Romero, se encuentran igualmente en ese elástico, hibrído y fronterizo territorio en el que la píntura se adentra curiosa y ansiosa, por la volumétrica orografía de la escultura. Así, el Sol, o dicho de otro modo, el círculo se erige en protagonista morfológico y simbólico con el que urdir su mensaje de denuncia, pero también de esperanza.Por lo tanto, posamos-pasamos sobre sus superficies las yemas de nuestros ojos como si fueran más bien las yemas de nuestros dedos, recorriendo un viaje irregular y accidentado,pero siempre fascinante. Pasen, pues y vean, y también sientan. Amanece.

“el hombre, consciente o inconscientemente, está destruyendo sus propios ecosistemas terrenales; el medioambiente se está resintiendo de la descontrolada acción solar”. Esta idea base, de contenido literario o contextual, ha derivado fortuitamente hacia el campo plástico: “El Sol está pleno, se abre, se desgaja, restaña sus partes quebradas...” “El astro se abre o se quiebra, se refunde o se esparce desgajada…” Alberto Romero, en todo caso, anuncia un proceso conceptual de enormes posibilidades; un camino por el que podríamos ver la creatividad del artista, en libertad y en toda su dimensión. La expectación está asegurada.

Te das cuenta de que en su obra hay algo más que tallas, modelados o bultos; en su obra hay gravitación, hay equilibrio, hay artimaña, hay astucia, hay espacio, hay luz, hay tacto, hay, en fin, un acto creativo basado en un exquisito conocimiento del material que no se puede definir en diez palabras

Definir la obra de éste escultor con términos más técnicos, nos obligará a debatir sobre un cubismo expresionista o un expresionismo cubista: una añoranza, o un recuerdo d e cualquier otro maestro escultor. Este ejercicio además de inútil lo considero innecesario, ante unas obras que, por si solas, producen lo más difícil: EMOCION.

Tiene las manos ásperas, manos de artista que trabaja el barro y la madera, el bronce y el hormigón. Manos ágiles que modelan estilizadas figuras femeninas de tendencia expresionista donde la facultad interpretativa de Alberto, capta la realidad sustancial del motivo, lo intensifica y realza con notable intención.

Alberto Romero es claramente heredero de una tradición que entronca con el neoclasicismo-expresionista referido al primer tercio del siglo XX en relación con Brancusí o Gargallo. Sus procesos de metaformosis y descomposición de la anatomía humana nos ponen en relación directa con el más puro y radical barroco español del siglo XVIII con temas análogos con el contemporáneo Muela.

Alberto Romero, es el miembro más destacado de la última vanguardia toledana, heredero directo de la gran generación de artistas que aglutina el grupo Tolmo. Es un francotirador de la escultura, muy difícil de etiquetar artísticamente. Su evolución es sólida y coherente, siempre en busca de sus señas de identidad.

Alberto Romero consigue una estética de imágenes ilusionistas, utilizando objetos de verdadera objetividad, capturando el espíritu del momento, y creando un mundo enteramente propio. Contiene en su interior su propia energía orgánica que pugna por salir, queriendo expresar la energía vital que de la naturaleza puede asimilar y fundir en un estilo propio.

Alberto fue para mi un discípulo de grandes cualidades que, sensible a las formas y duro en sus exigencias, cuando abre como no a su libertad expresiva., brilla de forma especial.Mi opinión es que, Alberto, tiene ante si un camino a desbrozar en el que el encuentro con su más profundo interior, pueda dar arte con profundidad.

1Alberto Romero es uno de los más brillantes representativos de la actual escultura y pintura toledana de su época., poseedor de una rica sensibilidad. Hemos contemplado con admiración y sorpresa, la rica ejecución de sus obras, a las que pone un original sentido de creación, pugnando por liberar gajes de su inspiración modernista, sin el ahogo o la fuerza de las tradicionales escuelas artísticas.